La pirámide de las pensiones

Desde hace varios años, el tema de las pensiones de jubilación en España es un asunto candente que no sólo llena espacios informativos, sino que moviliza a miles de personas en las calles. Recientemente, dos marchas de jubilados, desde País Vasco y Andalucía respectivamente, han llegado caminando hasta Madrid en protesta por unas pensiones dignas. En múltiples ciudades del país también se organizan asociaciones y plataformas por la defensa de las pensiones que se reúnen de forma periódica y se manifiestan de manera incansable, no sólo por sus propias pensiones, sino también por las de la siguiente generación.

El problema, la razón de las protestas, es que muchas de estas pensiones son insuficientes y que, año a año, ya no se actualizan según el IPC (Índice de Precios de Consumo), sino a partir de un índice de revalorización de pensiones que depende de la recaudación. Esto conlleva la merma del poder adquisitivo de los jubilados, muchos de los cuales, además, han tenido un papel fundamental en el sostenimiento de las familias durante la crisis.

El asunto no es tan simple como una falta de voluntad política ni una estrategia para potenciar el sector privado. Pero, aunque yo no soy economista ―y ni siquiera es esta una materia a la que me pueda llamar aficionado―, sí que puedo compartir con ustedes lo poco que sé a fin de promover un debate sosegado e inteligente acerca de este problema.

Como varios economistas han apuntado ya, el modelo de pensiones de nuestro país se basa en el mismo principio que las estafas piramidales: una base amplia de individuos que aporta el capital con el que pagar a los que ocupan los escalafones superiores, cada vez más pequeños a medida que aumentamos la edad de los individuos. Este sistema era sostenible mientras que la pirámide poblacional tenía esa forma, la de una pirámide, con un gran número de jóvenes trabajando y escaso número de pensionistas. Pero el problema es que la pirámide poblacional en España, y en la mayoría de países occidentales, se está invirtiendo. Representados en una gráfica y por edades, ya no encontramos que hay más población cuanto más jóvenes y menos cuanto más mayores, sino que cada vez hay menos jóvenes y los que conformaban antes la amplia base se mantienen a medida que envejecen gracias a la mayor esperanza de vida. Actualmente la "pirámide" poblacional tiene más bien forma de punta de pluma, con mayor número de individuos en la franja de 40-44 años. Pero de seguir a este ritmo, esa franja llegará a la edad de jubilación (en unos 25 años) y tendremos una pirámide invertida.

Nuestro sistema de pensiones es insostenible tal y como está concebido para este modelo de población futura. Simplemente no se va a poder recaudar bastante para pagar a los pensionistas. Las opciones al respecto no son muchas: podemos disminuir el gasto en pensiones (bien sea rebajando la cuantía de las pensiones o retrasando la edad de jubilación), podemos aumentar las contribuciones (lo cual rebajaría el poder adquisitivo de los trabajadores) o podemos aportar dinero de otros impuestos (lo que supondría reducir el presupuesto para otros gastos, y reducirlo mucho, o de nuevo cargar el peso sobre los trabajadores actuales). Lo más probable es que, para conseguir la cantidad que se prevé necesaria haya que hacer un poco de las tres cosas.

La alternativa a nuestro sistema público de pensiones es su combinación con los planes privados, pero esto también conlleva sus trampas. Para empezar, a los trabajadores se les retiene una buena parte de su salario para pagar las pensiones actuales (en torno a un 28%), y pedirles que además ahorren en planes privados es como hacerles pagar dos veces. Segundo, los planes de pensiones en España no son un producto financiero atractivo y conllevan numerosos inconvenientes, como por ejemplo una doble carga fiscal (pagamos impuestos por ganar dinero y, tras ahorrarlo, volvemos a pagar impuestos por recuperarlo).

Todo esto convierte al asunto de las pensiones en algo complejo. Cualquiera que prometa subir las pensiones y contentar a todos está mintiendo, o lo que planea es tirar de deuda y dejarle el marrón a quien venga después, que total, nuestros políticos tienen garantizadas una pensiones de lujo desde el primer día. Así que no se dejen engañar y exijan a los responsables políticos verdaderas soluciones a largo plazo y no parches para ganar votos.

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